sábado, 8 de mayo de 2010


No encuentro en el teclado blanquecino
Ni tu voz, ni tus dedos, ni tu mirada...
Señal alguna que desate mi delirio
De, ya sin ropa, sorprenderte en la cama.
Entonces despojado yo de historias,
Entrar en vos y a escondidas,
Robarte espacios húmedos de sábanas
Que repitan en gemidos mi alegría.
No sé si estás ni yo que hago
Buscando en el teclado tus caricias.
L.P.A.